martes, 27 de abril de 2010

CalleJeRoS ViaJeRoS

¿Os acordáis de la boda Sij a la que tuvimos la suerte de asistir allá por febrero? Al fin la podéis ver todos en vivo en el programa Callejeros Viajeros de Cuatro. Os dejo el link a mi entrada de blog contando como viví la boda personalmente, la parte del programa donde salimos y el link donde podéis ver el video completo. :)

http://maria-en-india.blogspot.com/2010/02/la-gran-boda-sij.html
Link a video completo: http://play.cuatro.com/on-line/#/portada/callejeros-viajeros/ver/dheli



martes, 20 de abril de 2010

UdaiPuR - Ciudad de MahaRaNaS

Al fin lo hice, este fin de semana he hecho mi primer viaje en solitario por India, y el destino elegido ha sido Udaipur, la ciudad de los lagos en el sur del estado de Rajasthan, y también conocida por ser la joya del reino Mewar antes de que fuese conquistada por el maharaná (que no maharajá) Udai Singh, y de ahí el nombre de la ciudad.


Vista de la ciudad de Udaipur desde el castillo del rey

No elegí este lugar por casualidad, necesitaba un fin de semana de descanso y tranquilidad, y Udaipur dicen que es una de las ciudades más limpias y tranquilas de la India (dicen y lo corroboro) y está rodeada por cuatro lagos siendo el más famoso de ellos el lago Pichola.

El palacio en el lago Pichola, hoy en día convertido en un hotel de lujo

El primer día fui a visitar los templos de Ranakpur en las montañas de Aravalli, a unos 100 kilómetros de Udaipur. En Ranakpur se encuentra el templo jainista mas grande de toda la India, y también el más bonito. Me gustó muchísimo porque todo el templo está hecho de mármol blanco, está lleno de columnas talladas hasta el más mínimo detalle (en total 1444 columnas) y tiene unas bóvedas impresionantes. Realmente merecieron la pena las dos horas de viaje hasta llegar a este lugar. Cuando regresaba hacia Udaipur, una montaña estaba ardiendo, y el conductor me explicó que a este templo llegan muchos hinduístas a pedir deseos, deseos casi imposibles, y si se hacían realidad, la tradición es quemar la ladera de una de las montañas de alrededor de los templos en ofrenda al dios Adinatha. Yo la verdad no lo puedo entender, pero lo que está claro es que tienen que sacrificar algo valioso, y sin duda la montaña lo es. También había muchos árboles absolutamente plagados de murciélagos gigantes, y cuando digo plagados me refiero a miles de murciélagos en cada árbol. Por lo visto son muy comunes por aquí, de hecho en la terraza de casa hemos tenido algún que otro batman de paseo, y es que realmente son enormes!

En la entrada al templo jainista de Ranakpur


Por la tarde, después de descansar y de pasear un poco por las calles repletas de tiendecitas de artesanías y sedas de Udaipur, fui a visitar el templo Jadish, a la ceremonia que empezaba a las 7 de la tarde. Un señor que iba a rezar me dijo que me acercase y me quiso hacer partícipe de toda la ceremonia, me dio unas flores para que las ofreciese al dios Vishnuji, una imagen de piedra negra a la que todos rezaban. El hombre estaba tan emocionado que me acercó hasta la imagen (el templo estaba repleto y todos cantaban como locos, con una devoción que pocas veces había visto antes en India, daban palmas y tocaban cientos de campanas sin parar), entonces el se puso a agitar como un plumero gigante enfrente del dios, a la vez que seguía cantando, y todo emocionado quería que yo también lo agitase, yo estaba alucinando, y menos mal que no me dejaron porque por lo visto sólo lo podían agitar los hombres (para variar), así que por primera vez me alegré de que esto fuese así :) El hombre me dijo que toda la gente estaba tan emocionada porque este dios cumplia todos los deseos que se le pedían, y yo (que por intentarlo no perdía nada), le pedí un deseo que no se ha cumplido, así que creo que por ahora seguiré sin convertirme al hinduísmo!! :P




Luego seguí paseando por las calles un buen rato y me volví al hotel bastante más tarde de lo que esperaba, porque la verdad es que aunque ya era de noche no sentía ningún tipo de inseguridad. Antes de dormir me dí un bañito en la piscina merecido y dormí como una maharaná.


El domingo fui a visitar el palacio del rey, y aunque el exterior es austero, el interior es una maravilla. Un guía me acompaño y me explicaba muchas curiosidades sobre la vida de la familia maharaní que aquí vivía, y que aún vive pero en la parte nueva (y privada) del palacio. El palacio antiguo está dividido en dos partes, el palacio de la reina y el del rey. Por lo visto las mujeres y los hombres vivían separados. Además, una cosa curiosa del palacio es que las mujeres nunca podían presenciar las ceremonias o celebraciones que había, como por ejemplo las nuevas coronaciones, o incluso las batallas de elefantes, así que el palacio está lleno de ventanitas de colores como la de la foto, para que las reinas observasen todo desde ahí, y dicen que los colores es para que viesen la ciudad según el color que más les gustase (encima como si les estuviesen haciendo un favor). El guía me dijo que era una forma de que el rey protegiese a las mujeres de su familia, pero a mi me sigue pareciendo una consecuencia de la sociedad machista antigua, y que aún hoy en día (aunque en mucha menor medida) se sigue viviendo en India. También se puede visitar la zona de la piscina y las fuentes donde el rey y la reina hacían su propia fiesta privada de holi, y donde no podían entrar ni siquiera los sirvientes. Definitivamente, merece la pena una visita al interior del palacio de Udaipur , además desde su cuarto piso hay unas vistas espectaculares de toda la ciudad antigua de Udaipur.



En la entrada del palacio del rey

Finalmente después de visitar el palacio fui a la isla donde está la residencia de verano de los reyes. Esta isla es un remanso de paz en medio del lago Pichola. Hay unos jardines muy cuidados y muy agradables para pasear, algún café y un spa. No había nadie, la isla estaba totalmente vacía y hacía una brisa muy agradable, la cual se agradecía mucho porque a estas alturas del año las temperaturas en Udaipur llegaron a los 41ºC, asi que estuve sentada tranquilamente tomando algo y mirando al lago y la ciudad durante muuuucho tiempo, no me quería ir de ahí!

Vistas desde la isla del palacio de verano de los reyes

¿Verdad que este lugar es una maravilla? Una vez más lo bueno volvió a terminar (para que puedan venir mas cosas buenas), y me tocó regresar a mi (esta vez más que nunca) gris y queridísima Delhi, esta vez además con regalito incluido de temperaturas de 43ºC de las que estamos "disfrutando" en los últimos días!!

domingo, 11 de abril de 2010

NePaL - en el CoraZón de loS HiMaLaYaS

Después de unos días con mis padres y tíos, por fin llegaron a India Miriam y Jesús! Tras un viaje corto pero intenso alrededor del triángulo dorado de India (Delhi-Agra-Jaipur), nos fuimos toda la familia a… Nepal!!

Nepal está ubicado en los Himalayas, entre India y China, y alberga algunas de las cumbres más altas de la Tierra, destacando el Monte Everest, con 8.850 metros de altura sobre el nivel del mar, así como otros siete de los llamados ochomiles. Nepal es un país multiétnico debido a su situación geográfica, por lo que en Nepal te puedes encontrar gente que tienen rasgos claramente indios, mientras que otros son claramente chinos. Además me llamó la atención que la población que tiene rasgos chinos visten más occidentales que los indios, incluso las mujeres jóvenes van mucho menos tapadas, más occidentalizadas. De esto ya era consciente, pero me llamó la atención que incluso perteneciendo al mismo país y viviendo juntos en una misma cultura, se mantuviese esta diferencia claramente. Respecto a las religiones también hay una mezcla de budismo e hinduísmo que se deja notar a cada paso. En nuestro viaje hemos estado cuatro días en Nepal, y hemos visitado Katmandú, Patan, Baktapur y Nagarkot.


Nepal, a pesar de estar tan cerca de India, me ha parecido un país muy diferente. Katmandú (la capital) tiene un aspecto de “ciudad” que me ha asombrado bastante, desde luego nada que ver con Delhi, donde todo parecen urbanizaciones residenciales y avenidas. Para empezar, las calles de Katmandú me han parecido en general bastante limpias, no obstante, añadiendo la excepción de que en Katmandú la basura se acumula cada día en puntos específicos en cada calle (hay que dar gracias de que al menos todos se ponen de acuerdo para acumularla en el mismo punto), y luego se quema cada cinco días. A lo que me refiero, es que debido a ello, no es difícil que os podáis imaginar el olor que se desprende de dichos estercoleros a partir del tercer día en que la basura está acumulada, y cada vez que pasas al lado de uno de ellos es realmente insoportable, incluso para mí, que se puede decir que ya estoy más que acostumbrada a este tipo de “inconveniencias”. Por lo demás, Katmandú es una ciudad bastante ordenada dentro del caos característico de las ciudades de esta parte del mundo, y además tiene bastantes bares y restaurantes con comida más que aceptable, muchos de ellos con música en vivo, lo cual se agradece muchísimo (sobre todo se pueden encontrar en el barrio de Thamel).

Esta vez voy a contar al viaje que hemos hecho día por día, por alguien pensáis visitar Nepal próximamente y os puede servir de ayuda.


Día 1. Katmandú, o la ciudad fantasma

Llegamos a Katmandú el jueves al medio día. No fue una llegada muy agradable, ya que al bajar del avión, te hacen de rellenar diez mil papeles de entrada a Nepal para poder darte un visado válido durante 15 días, así que con esto ya tardamos casi dos horas (y no exagero) en salir del aeropuerto. Para obtener el visado hace falta una fotografía y 25 dólares americanos (recomiendo llevar dólares en mano porque de otro modo, te cobran 25 euros, así que al cambio sales perdiendo si pagas en euros). Otra recomendación, si necesitáis cambiar dinero a rupias nepalíes, cambiadlo en la oficina de cambio que hay dentro del aeropuerto, antes de haceros el visado (antes de salir), es cambio es mucho mejor que el que te hacen en las casas de cambio en la ciudad.


Cuando por fin logramos todos los visados y salir del aeropuerto, nos esperaba el coche del hotel y fuimos directamente. Llegamos al hotel, y entre que descansamos un poco y que bajamos a comer tranquilamente, nos dieron las 6 de la tarde. En Nepal anochece aún antes que en Delhi, a eso de las 5.30 de la tarde en el mes de abril, así que aunque ya era de noche, no queríamos perder toda la tarde y quedarnos en el hotel, así que decidimos coger un taxi y decirle que nos llevase hasta el centro de Katmandú. A todo esto, Miriam y Jesús se quedaron en el hotel, porque Jesús ya venía malito de Delhi (a alguien le tenía que tocar), aunque por suerte vino un médico muy majo a verle al hotel y a la mañana siguiente ya estaba muchísimo mejor (no adelanto acontecimientos).


El caso es que el resto cogimos un taxi y nos fuimos al centro, a la plaza de Durbar Square. Lo que no sabíamos es que en Nepal, no hay iluminación nocturna en las calles! No sé muy bien si esto se deberá a restricciones del gobierno, o a que la red eléctrica de las calles no da para más, que seguro que es lo más probable. Ya de camino, en el taxi, íbamos todos comentando dónde diablos nos estábamos metiendo. Llegamos a Durbar Square y dijimos: “ya que estamos aquí, como no nos vamos a bajar a dar un paseo?”. El taxi se fue y nos quedamos pensando: “bueno, estamos aquí, ahora qué?”. No puedo explicar lo que sentía en ese momento, era mi primera toma de contacto con Nepal y también con la ciudad de Katmandú, de repente me vi en una plaza de un pueblo rodeada templos tibetanos, totalmente a oscuras (tan solo había algunas hogueras en la calle), con gente local de un lado para otro (no había ni un solo occidental), algunos incluso te asustaban (no por ellos, sino por el contexto)… no exagero si digo que parecía que habíamos saltado en el tiempo y de repente estábamos en la edad media más absoluta. Todos juntitos paseamos un poco alrededor de la plaza, pero no duramos mucho tiempo porque de verdad que era un poco miedoso estar ahí (sobre todo era sugestión, lo sé, porque no había nada de luz, pero es que hasta yo me sentía así, y eso que llevo ya 6 meses en India), así que después de media horita cogimos otro taxi y regresamos al hotel. Esa noche llegué alucinando de lo que había visto ahí fuera, y no podía esperar a que amaneciese para conocerlo todo de día.


Día 2. Everest – Katmandú – Patan – Boudhanath

El viernes nos levantamos realmente pronto, como a las 5.30 de la mañana, porque teníamos que ir al aeropuerto a coger el vuelo de Buddha Air para sobrevolar la cordillera del Himalaya, y sobre todo, para ver el Everest! Íbamos con muchísimas prisas y estresados porque llegábamos muy justos de tiempo, total, para luego esperar 2 horas en el aeropuerto porque el vuelo se había retrasado. Menos mal que la espera mereció la pena! El avión era súper pequeño, sólo tenía dos filas de un asiento, en total éramos 15 pasajeros. La vista de la cordillera es IMPRESIONANTE desde ahí arriba, además nos dejaron acercarnos de uno en uno a la cabina del piloto, y éste nos explicaba cuál era cada cumbre y nos señalaba el Everest. Estas dos fotos las tomé desde la avioneta.


Después del vuelo nos dirigimos de nuevo hasta la plaza de Durbar Square de Katmandú, donde esta vez sí pudimos pasear tranquilamente. La plaza me impresionó muchísimo (aunque menos que las de Patan y Boudhanath, pero como fuimos de menos a más, todo me impresionaba mucho!). La arquitectura nepalí de los templos y casas era increíble. De Durbar Square sale una calle que da a una plaza muy grande que está llena de puestos de artesanía y antigüedades, comimos en el rooftop de un edificio con unas vistas preciosas de Durbar Square y esta plaza. Miriam no pudo resistir la tentación de bajar mientras los demás nos tomábamos los postres, para hacer unas últimas compras en esta plaza. Mientras, nosotros la observábamos desde lo alto del edificio, está hecha toda una profesional del regateo! :P

Plaza de Durbar Square de Katmandú

Unos niños se acercaron a pedir limosna, pero no me gusta dar dinero a los niños porque en la mayoría de los casos este dinero no va para ellos, sino que se lo entregan a algún adulto que les tiene controlados o que está sentado a la sombra de un árbol mientras ellos mendigan obligados (y esto lo he visto con mis propios ojos en varias ocasiones). Entonces les dije que no les iba a dar dinero, pero que si quería les compraba algo de comer, a lo que comenzaron a decirme sin parar la palabra… chocolate, chocolate! Les compré unas porciones de tarta de chocolate de una pastelería y por un momento eran los niños más felices del universo, al menos por un ratito. Y desde luego yo también lo fui con las sonrisas que me regalaron.

Después de comer nos dirigimos a la plaza de Patan, más impresionante aún que la anterior. Patan, aunque en los mapas aparece como un pueblo separado de Katmandú, en realidad es como un barrio al sur de Katmandú, porque no sales de esta ciudad para llegar a la plaza de Patan (por cierto, esta plaza es patrimonio de la humanidad). Estuvimos otro buen rato paseando y tomando fotografías, y como ya iba a anochecer pronto, tuvimos la “gran idea” de mezclarnos un poco con la cultura local, y tomamos una especie de carromato donde nos metimos todos para llegar hasta el templo de Boudhanath (no fue una buena idea :P).



Entramos en Boudhanath, que es un templo dedicado a Buddha, como su propio nombre indica, que está como en una placita circular cerrada, el templo en medio y alrededor la plaza circular llena de casas, restaurantes y tiendas. Me llamó muchísimo la atención de este pequeño barrio “chinesco”, estaba súper limpio, super nuevos y cuidados todos los edificios… era como una isla dentro de Katmandú! Esta plaza está llena de gente budista, de repente parece que te encuentras en la “Little china”, y yo me pregunto… “por qué los chinos cuidan muchísimo más las calles, los edificios..??, es que era exagerada la diferencia entre en interior de esta pequeña plaza y lo que había fuera de ella, era impactante de verdad!”. Nos quedamos un buen rato dentro de este pequeño oasis, hasta que anocheció por completo. La gente hacía muchos rituales, todo el recinto estaba lleno de conos que giraban, y la gente les daba impulso con la mano sin parar para que no dejasen de girar nunca.

Boudanath

Agotados de un día tan intenso y del madrugón que nos habíamos pegado, nos fuimos al hotel a cenar y a descansar.


Día 3. Baktapur – Nagarkot – Pashupatinath - Thamel

El sábado decidimos dormir un poco más (hacía falta), y sobre las 10 de la mañana salimos en coche hacia la ciudad medieval de Baktapur, a 13 kilómetros de Katmandú, y toda la ciudad en conjunto es patrimonio de la humanidad. Para entrar a Baktapur hay que pagar 750 rupias nepalíes (unos 7 euros), que utilizan para su proyecto de conservación que es el más extenso de todo Nepal. Os aseguro que sin duda Baktapur es una de las joyas de Nepal y del exotismo, y aquellos que algún día visitéis Nepal, esta ciudad es visita obligada. La ciudad fue fundada en el año 1200 a.c., y está llena de calles estrechas empedradas de ladrillo, con santuarios ocultos entre el mar de estatuas que llenan la ciudad. El sábado es día festivo en Nepal, ya que es como para nosotros los domingos, y había un templo donde estaban sacrificando animales para realizar ofrendas, y estaban cortando las cabezas (ya que éstas eran la ofrenda) y todo estaba rodeado de fuegos e inciensos. Se puede decir que Baktapur es una ciudad-museo, hay muy pocos turistas aún, y ves a los hombres y mujeres de la ciudad realizando sus labores diarias, monjes por la calle cantando, niños cargando con sus hermanos a la espalda… La plaza central del pueblo (la plaza de Durbar) es la más impresionante, con el palacio real y varios templos hindúes de tipo pagodas.


Batakpur

Tras pasar unas 3 horas en esta espectacular ciudad, nos dirigimos hacia Nagarkot, que es el puerto de montaña que se supone que tiene las mejores vistas de la cordillera del Himalaya, desde el Kanchenjunja hasta el Everest. Y digo “se supone”, porque nosotros no vimos nada, y es que estaba todo cubierto de esta neblina característica, que no se sabe si es contaminación, calima o qué es… el caso es que nos quedamos sin vistas, y tuvimos que imaginárnoslas. Menos mal que el día anterior habíamos podido disfrutar de las panorámicas del Himalaya y Everest, porque si no, os aseguro que más de uno se hubiese vuelto loco en ese momento (verdad papá? J). De todas formas, el paisaje hasta llegar a Nagarkot es muy muy bonito, y aunque sólo fuese por eso mereció la pena llegar hasta ahí. Estaba todo lleno de terrazas de arrozales, pequeños pueblitos… y por fin después de mucho tiempo pude respirar aire súper puro!! Asi que al menos aproveché para llenarme bien los pulmones, antes de volver a mi queridísima (y contaminada) Nueva Delhi :)


Cuando empezaba a anochecer regresamos hacia Katmandú. Antes de irnos al hotel, decidimos visitar el templo de Pashupatinath, templo hinduista que está a la orilla del río Bagmati, que es sagrado porque desemboca en el río Ganges. Este templo tiene unos gaths que me recordaban mucho a Varanasi, además, también había celebraciones y alguna cremación esa noche. Para terminar el día fuimos a Thamel, el barrio más cosmopolita de Katmandú, lleno de turistas, tiendas, bares y restaurantes con música en vivo. Hicimos algunas compras y ahora sí, regresamos al hotel.

Día 4. Swayambhunath Stupa y vuelta a Delhi

El último día, antes de ir al aeropuerto para regresar a Delhi, fuimos al templo de Swayambhunath, que es el más antiguo de Katmandú, y por lo tanto se considera uno de los más sagrados. El templo está situado en una colina y hay unas vistas del valle de Katmandú bastante chulas. También se supone que desde el templo se divisa la cordillera del Himalaya, que una vez más no pudimos ver por la neblina. A mí personalmente no me llamó demasiado la atención, a lo mejor porque ya había visto cientos de lugares impresionantes durante esos tres días J Sin embargo, las vistas si que merecen la pena, y más aún si se hubiese divisado el Himalaya!

A las 12 habíamos quedado en el hotel con los tíos y los primos, que habían ido a otro lugar aprovechando esa última mañana, y como todo llega a su fin, tocó volver al aeropuerto para regresar a Nueva Delhi.

Sin duda este ha sido uno de los viajes más bonitos que he hecho. Nepal es un país de una gran belleza paisajística, cultural y arquitectónica. Sin lugar a duda me ha quedado visitar Pokara, que debe ser impresionante, lleno de lagos y naturaleza a los pies de la cordillera con las cumbres más altas del mundo. Tal vez vuelva, tal vez no, porque aún me queda muchísimo por visitar en India, y cada vez menos meses de estar por aquí.

Ha sido un viaje maravilloso con la familia. Ellos ya se han marchado, y yo sigo echándoles de menos, pero estoy contenta y feliz por todos los recuerdos bonitos que tengo y que se me vienen a la mente :)

A todos los demás os sigo animando a venir por aquí aunque sólo sea unos días… vaaaamos!! a qué esperaís??? :)

miércoles, 7 de abril de 2010

Donde No LloRan al MueRTo - VaRaNaSi

Lo reconozco, he batido mi propio record, llevo la friolera de un mes sin actualizar el blog! pero esta vez tengo una causa justificada, por fín llegó la esperada visita de la familia! y la verdad es que no hemos parado de un lado a otro.La visita llegó y también terminó, fué hace sólo dos días cuando marcharon de vuelta a España. A todos os echaré muchísimo de menos, y es que estos días se han pasado volando, como todo lo bueno en esta vida.

El fin de semana del 27 y 28 de marzo fuí con mis padres y tios a Varanasi, ciudad por la que pasa el río Ganges, y una de las siete ciudades sagradas del hinduísmo. Dicen que el primer contacto con esta ciudad para una persona que no esté familiarizada con el hinduísmo puede ser un shock muy importante, y yo, ni corta ni perezosa, ¡me he llevado a la familia a esta ciudad santa al día y medio de llegar a la India!



Vista de Varanasi



Todos los hinduístas deben visitar Varanasi al menos una vez en su vida, y por eso hoy en día es un gran centro de peregrinación. Muchos hinduístas vienen a Varanasi a morir, y pasan sus días de agonía en esta ciudad, porque según el hinduísmo, si las cenizas de los difuntos se vierten en el río Ganges se rompe el ciclo de reencarnaciones. Como podreis imaginar, esto significa que en Varanasi se pueden ver contínuas cremaciones de difuntos (unas 40 de media al día), y posteriormente las cenizas se lanzan al río. No obstante, hay cinco tipos de persona que no se queman, y que se lanzan al río tal cual al morir, generalmente con piedras atadas para que se mantengan en el fondo (aunque a veces no son muy efectivas...) estas son: las mujeres embarazadas, los niños, los fallecidos por mordedura de cobra, los leprosos y los hombres santos.





Uno de los crematorios de Varanasi en acción

El camino desde el aeropuerto hasta el hotel en taxi ya fué toda una odisea, (corrijo, coche cochambroso de hace 20 años, sin cinturones de seguridad, en muchos casos sin velocímetro, pero eso si, imprescindible el claxon con sonido mega potente de feriante). El tráfico era mucho peor que en Delhi, un gran caos, los guardias de tráfico parecían marionetas mareadas, muchos incluso se apartaban de la carretera desanimados, y los papas y los tios, como no, alucinaban ante semejante espectáculo.

Una calle de Varanasi

Al fin parecía que habíamos llegado a nuestro destino, ¡pero era una falsa alarma! porque luego tuvimos que andar unos 15 minutos hasta el hotel, atravesando calles de un metro de anchura, llenas de basura, gente, animales, olores... en este momento, alguno que otro tubo que cubrirse con la mano las vias respiratorias porque no aguantaba tanza mezcla de... digamos, "sensaciones". :) Para los que estamos acostumbrados aquello no era nada nuevo, de momento.


Llegamos al hotel y no nos gustó mucho asi que a 41ºC mi padre y yo fuimos a buscar otro hotel al lado de los Ghats, que son las escaleritas que bajan al río Ganges, donde se hacen las pujas y donde los locales bajan a bañarse y a lavar ropa. Al fin lo encontramos y realizamos el traslado. Después fuimos a comer a un restaurante indio donde nos sirvieron las cervezas en termos de agua, ya que Varanasi es una de las 7 ciudades santas de India y no se permite la venta de alcohol. Tras la comida decidimos dar un pase por la ciudad, paseo que se convirtió en la caza de la mascarilla para alguno!! que por cierto, una hora mas tarde logramos encontrar. :) Llegamos hasta la punta oeste de los Gaths, y unos muchachos muy simpáticos nos ofrecieron dar un paseo en su barca para ver los crematorios y el atardecer desde el río. Como me habían recomendado hacer este paseo en barca dos veces (al atardecer y al amanecer), no lo dudamos y nos fuimos con ellos.



Es impresionante ver los crematorios desde el Ganges, los hombres cargan con el fallecido a hombros hasta el crematorio, envuelto en unas mantas o telas, y lo dejan en la arena mientras preparan la hoguera donde posteriormente se va a quemar. Las mujeres fallecidas siempre van envueltas en mantas de color naranja, y los hombres en tonos beiges. A la cremación, según nos contaron algunos aldeanos, sólo pueden asistir los hombres de la familia, mientras que las mujeres se quedan en casa porque no está permitido llorar en los crematorios. Antiguamente obligaban a las viudas a quemarse junto con el cuerpo de sus difuntos maridos cuando estos fallecían, ahora, como se les permite casarse de nuevo, esto ya no sucede. Cuando la hoguera está preparada, la tradición es dar cinco vueltas alrededor del fallecido y luego se prende. Es muy impresionante ver todo esto, porque como os podreis imaginar se pueden ver las extremidades de los cadáveres calcinadas, y los cráneos se distinguén perfectamente también. A todo esto hay que sumarle el fuerte olor a crematorio que hay y una temperatura de 40ºC. No obstante, impresionante en el buen sentido, porque lo que sucede en Varanasi es para verlo y para sentirlo, porque por mucho que cuente yo aquí no tiene nada que ver con tener todo esto ante los ojos.


Llama también muchísimo la atención, que a tan sólo unos metros de los crematorios jóvenes y niños se bañan y juegan en el Ganges, mientras que los más ancianos rezan y realizan rituales sumergidos en sus aguas. Todos mezclados, niños y ancianos, jóvenes y adultos, hombres y mujeres, cada uno atento a su juego, a su baño, a su rezo o ritual, sin importar lo que hagan los de su alrededor.



Cuando cae el sol, a eso de las 6 de la tarde, se celebran todos los días pujas en el Ghat principal, que es un ritual de ofrendas y veneraciones al río Ganges. Todo el paisaje se inunda de luz, llamas, velas que se ponen en cuenquecitos y flotan en el río, inciensos, cantos.... un momento mágico, aunque demasiado multitudinario. A nosotros se nos acercó un muchacho indio de unos 17 años, muy simpático el, preguntando por nuestro país y explicándonos cosas sobre varanasi, al final un poco pesado (estuvo al menos dos horas con nosotros siguiendonos a todos lados), y resulta(que "sorpresa"), que al final quería que fuésemos a ver la tienda de su padre.



Agotados nos fuimos a dormir, ya que a la mañana siguiente habíamos quedado con los chicos de la barca de la tarde anterior a las 5:30 de la madrugada, para dar el paseo de rigor para ver el amanecer en Varanasi. Personalmente este paseo me gustó mucho más que el de la tarde anterior. Además de la salida del sol junto al Ganges, que ya es muy bonito, lo que más me gustó fué ver la vida, y digo VIDA, que tiene esta ciudad, y a estas horas de la madrugada. Los gaths estaban LLENOS de gente, por todos lados, llenos, como si fuesen las 12 del medio día, ¡pero solo eran las 6 de la mañana! Había indios lavandose en el Ganges con jabones, mujeres haciendo la colada, hombres lavando las sábanas de los hoteles, que luego tendían a secar en las escalinatas, mas cremaciones (las cremaciones son contínuas, 24 horas al día), gente lavándose los dientes subiendo y bajando las escaleras, mas niños y jóvenes chapoteando y jugando con la pelota en el río... de verdad, esto si que fué un momento para no olvidar, y eso que yo pensaba que después de 6 meses en la India ya nada me sorprendería tanto como al principio, pues estaba confundida, porque desde luego Varanasi lo ha conseguido.



Después del paseo fuimos a desayunar, y después, mientras dabamos un paseo para hacer tiempo hasta que llegase la hora de volver hacia el aeropuerto, nos encontramos en una calle muy muy estrechita, una casa de acogida que fundó la Madre Teresa de Calcuta. Preguntamos si podíamos pasar y nos dijeron que si. Dentro nos recibió una hermana, y nos enseño todo el recinto. SOBRECOGEDOR lo que vimos. Había una zona para mujeres y otra para hombres, gente sin ningún tipo de recurso, con limitaciones físicas o mentales que recogían cada día. Algunos llevaban ahí años, otros habían llegado el día anterior. Todos ellos esbozaban grandes sonrisas al vernos, madre mía, que sonrisas, con NADA que tienen, el mundo es muy injusto con algunas personas. ¿Por qué unos tanto y otros NADA? ¿Con que derecho unos si, y otros no? No puedo olvidar a los enfermos besando los pies de la hermana agradeciendo todo lo que estaban haciendo por ellos. Mas de uno nos emocionamos, y es que no es para menos.

unos pequeños ángeles
Creo que de los que estuvimos en esta ciudad (papá, mamá, tía, tío), a ninguno nos ha dejado indiferente. Y a todos vosotros: hay que visitar Varanasi, al menos una vez en la vida.