jueves, 12 de agosto de 2010

LEH ^^ AiRe, Tierra, Agua

Aunque se retrasó algo más de lo esperado, al fin la semana pasada pude emprender el que para mi era el viaje más esperado y emocionante de todos. Nos aproximábamos al antiguo reino de Ladakh, situado en plena cordillera de los Himalayas y popularmente conocido como "El Pequeño Tibet".

Leh (la antigua capital del reino) está situada a unos 3.500 metros de altitud, por lo que el primer día (miércoles) lo dedicamos a descansar en el hotel para adaptarnos mejor a la altitud y evitar el conocido "mal de altura". Por suerte, ninguno de los 11 que íbamos en el grupo sufrió ningún tipo de molestia (prácticamente).


Por la tarde salimos a dar un paseo muy tranquilo por el pueblo de Leh. Atravesando callejones muy estrechos subimos hasta el antiguo palacio de la ciudad. Casi recién aterrizados a 3.500 metros de altitud (Delhi está a 300 metros), la fatiga durante el ascenso al palacio se dejaba notar...




El segundo día (jueves), y aunque Montse, Amaia y yo queríamos dirigirnos hacia Lamayuru (el dueño del hotel no nos dejó porque decía que había alguna carretera cortada - no le creímos -), finalmente fuimos a recorrer los pueblecitos de los alrededores de Leh y sus monasterios budistas.



De camino hicimos una parada para tomar un chai mañanero, que además agradecimos muchísimo porque aunque durante el día en Leh hace calor, por la noche y por la mañana temprano hace un frío que pela.

Foto desde el jeep, hacia los monasterios


Chupi, Ca, Carlos y Jessica en el primer monasterio que visitamos

Seguimos en ruta. El paisaje lunar desértico a 3.500 metros de altitud es impresionante

Llegando al monasterio de Thiksey Gonpa, el más bonito de los que visitamos, y según dicen, el mas bonito de toda la región de Ladakh (después de las inundaciones que luego narro ha quedado totalmente destruido)

Me encanta esta foto. Casitas en el pueblo tibetano de Thiksey

Monjes budistas suben al monasterio como cada mañana (muchos eran niños aprendices, la escuela en la que les forman y donde duermen está abajo de la ladera)

Nosotros también subimos, aunque con alguna dificultad más... :p



El equipo al completo con unos nuevos y jóvenes amiguitos (me pregunto qué habrá sido de ellos) :/


Foto tomada desde el monasterio de Thiksey


Es o no es "El Pequeño Tibet" (según dicen, Ladakh conserva mejor la cultura tibetana que elpropio Tibet)

Foto de chicas. Las aguas bajaban revueltas

La Noche de la Tormenta. Llegamos a casa agotados, después de todo el día de monasterio en monasterio. Al día siguiente a las 6 de la mañana, según nuestro plan de viaje, deberíamos haber salido en jeep para realizar la ruta por carretera Leh-Manali, que nos llevaría a hacer una noche en el campamento de Sarchu, situado a 4.300 metros de altitud. Esta ruta solo está abierta de junio a septiembre, y engloba alguno de los pases de montaña transitables de mayor altitud del mundo. Sin embargo, de nuevo el dueño del hotel nos dijo que no iba a ser posible porque había cerrado la carretera por el mal estado de la misma. Así que no tuvimos mas remedio que aceptar que finalmente había que cambiar de planes, por lo que decidimos quedarnos en Leh (no había otra opción), y el sábado intentar salir para Manali (si abrían la carretera de nuevo).


Esa noche nos quedamos jugando y charlando en la terraza-restaurante del hotel hasta tarde, comenzó a llover y nos fuimos a dormir. Había una tormenta espantosa, tan intensa como jamás he visto (y eso que ya hemos tenido varias tormentas de monzón en Delhi), y había unos rayos terroríficos que iluminaban todas las montañas dando lugar a unas escenas que no olvidaré. Además se había cortado la luz. Estaba todo oscuro y cada pocos segundos se iluminaban completamente los bordes de las montañas rocosas que rodean Leh... a mi me daba miedo poner un pie fuera de la habitación. Intentamos dormir.


La Tragedia... A la mañana siguiente (viernes), bajamos a la recepción del hotel a las 8, finalmente habíamos decidido hacer una ruta de trekking este día por los alrededores de Leh. El dueño del hotel preguntó: ¿Qué hacéis?, a lo que contestamos: Estamos preparados para el trekking. Él, muy sorprendido, nos dijo que si estábamos locos, que volviésemos a la cama, que anoche habían muerto cientos y cientos de personas. Nos quedamos en shock. También nos dijo que uno de los tres conductores que nos habían llevado el día anterior a hacer la ruta de los monasterios había muerto esa noche junto a toda su familia (dep).


...y el Caos. En este momento comenzó el caos. No había electricidad en todo Leh, no teníamos cobertura en nuestros teléfonos, todas las tiendas estaban cerradas, aquello parecía un pueblo fantasma (tan sólo había una tienda muy muy pequeña con algunos productos básicos la cual quedó completamente vacía en cuestión de dos horas (Nosotros nos llevamos dos cajas llenas de galletas, bebida, productos de higiene...). La verdad nadie sabía cuantos días íbamos a estar sin poder salir de Leh. El aeropuerto había cerrado y las carreteras habían quedado devastadas en cualquier dirección. Además, en los únicos dos ATM que había en Leh (cajero automático), se habían formado colas de turistas interminables, todo el mundo quería obtener la máxima cantidad de dinero en efectivo posible, por lo que pudiera pasar, antes de que se agotase el dinero de éstos.

El dueño de nuestro hotel nos dejó su móvil (la tarjeta ladakhí si funciona, pero intentamos hacernos una, lo cual resultó imposible porque para ello te piden hasta referencias de un ladakhí, entre mil cosas mas) y de esta manera pudimos contactar con una compañera que se encontraba en Delhi (Cris), quien alertó a la embajada de la situación y avisó a algunos de nuestros familiares, ya que la tensión crecía por el hecho de ni siquiera poder llamar a casa para decir "estoy bien". Finalmente ya por la tarde conseguimos hablar con la Embajada de España en Delhi, quien nos dio instrucciones para realizar un listado de todos los españoles que se encontraban en Leh. Entonces nos dividimos por grupos, y fuimos rastreando todas las calles, los hoteles, los libros de registro... De esta manera conseguimos localizar a unos 140 españoles fácilmente.





La situación empeoraba porque fuentes supuestamente fiables pronosticaban con bastante seguridad que el lunes o martes llegarían lluvias a Leh aún peores que la del jueves. A pesar de la incertidumbre, creo que finalmente los españoles nos organizamos bastante bien. Teníamos dos reuniones al día para intentar buscar una solución conjunta y poder salir de Leh lo antes posible. También hubo gente que desde el primer momento se dedicó a ayudar con varias tareas en la zona devastada de Leh (a tan sólo un km de nuestro hotel el agua había arrasado todo lo que encontraba a su paso. Había coches volcados, camiones empotrados en viviendas o locales, casas derruidas, y mucha gente estaba atrapada bajo los escombros y en el fango). Tengo que decir que yo no baje a esta zona, porque ya nos habían comentado algunas personas que lo habían intentado antes con el fin de echar una mano, que les habían expulsado de la zona por riesgo de salud - epidemias. Tan sólo la gente realmente útil podía permanecer en el lugar, tal y como fue e caso de un médico y una enfermera españolas, que estuvieron atendiendo a todos los heridos desde el primer momento sin pensarselo dos veces. Todos los españones también recolectamos los medicamentos que llevábamos para los heridos, y según una de ellas, entre todos juntamos más medicamentos que los que había en el hospital de Leh, que había quedado destruído (la zona del hospital fué la más afectada en el pueblo).

Reuniones diarias para organizar la evacuación y el recuento de españoles

Al día siguiente (sábado) volvieron a abrir algunas tiendas. La verdad es que la situación de los extranjeros en la ciudad no era de peligro, siempre y cuando no se repitiesen las lluvias del jueves, pero la incertidumbre hacía que la tensión creciese por momentos. La población local estaba realmente asustada, había pánico entre ellos. El sábado mientras yo estaba en un hotel intentando comunicar con mi familia con un teléfono satélite se corrió la voz en el pueblo de que venia agua (pani, pani!), por lo que me contaron algunos de mis compañeros de viaje todos corrían como locos y algunos subieron incluso al techo de un hotel que según decía la población local: "este parece un edificio resistente, seguro que aguantará en pie". Otros ladakhies subian corriendo al templo en la montaña para pasar la noche porque según ellos y según la policía de Leh era el lugar más seguro para escapar de los corrimientos de tierra y agua. Algunos españoles tuvieron que abandonar sus hostales porque se había inundado y también pasaron la noche al raso en el templo. De hecho, muchos dueños de hoteles habían abandonado el hotel y las recepciones estaban vacías, dejando a los huéspedes solos.


Conseguimos salir de Leh. Por suerte nuestro hotel era un oasis en medio del caos, estaba en una calle donde no llegó el agua y tenía un jardin precioso donde parecía que nada había ocurrido. Tengo que dar las gracias, bueno, las GRACIAS a todo el personal del hotel (Hotel Padma, altamente recomendado por cierto), por cuidarnos como si fuese nuestra familia durante estos días. Nunca nos faltó de nada, teníamos agua caliente e incluso algunos españoles se sorprendían cuando venian a nuestro hotel para reunirse con nosotros de que tuviesemos mantequilla y mermelada para desayunar cada mañana. En el hotel nos ayudaron en todo lo que estaba en sus manos, nos acomodaron el resto de noches a pesar de que había problema de espacio porque sorprendentemente seguían llegando aviones con turistas a Leh. Nos prestaron su ordenador personal para realizar el listado de españoles, nos dejaron sus teléfonos móviles en todo momento para contactar con la embajada o con familiares siempre que se lo pedíamos... La verdad es que la población ladakhi es de lo mas humilde y dispuesta a entregarse y ayudar a los demás, pero como siempre, una vez más los más pobres, la gente mas llana es la que mas sufre las consecuencias de estas catástrofes.


El domingo y el lunes fueron días de colas y esperas interminables en el aeropuerto de Leh para intentar conseguir billetes para volar a Delhi. Aquí también quiero agradecer a mis compañeros porque los dos días se despertaron a las 4am para guardarnos el sitio y conseguir que todos saliésemos de ahí. El domingo no conseguimos volar, nos quedamos en la ventanilla. Finalmente volamos el lunes, tras llorar, patalear, gritar y demás, porque es de verdad inexplicable que estando los cuartos en la fila para comprar billetes, y viniendo dos aviones extras (es decir, 300 plazas sin reservar), después de pagar los 11 billetes, cuando logramos entrar al aeropuerto y llega nuestro turno para que nos impriman los tickets de vuelo, nos digan que solo podemos volar 5 personas el lunes, y que el resto regresásemos mañana. Mientras tanto, el contador de al lado imprimía billetes sin parar para un grupo de unas 50 indios que habían llegado al aeropuerto hacía tan sólo una hora (esto era como a las 12 del medio día). Claro que a alguno no se le van a olvidar aquellos fajos de billetes de 1000 y 500 rupias que entraban sin cesar entre los botones de la camisa de los militares del aeropuerto de Leh, mientras folios llenos de nombres de pasajeros iban y venían sin cesar. La verdad es que corrupción hubo y mucha, tanto por parte de indios como de extranjeros.


Por último quiero agradecer también a todo el personal de la Embajada, a los compañeros de la oficina comercial, y a todas las personas que fueron movilizadas en Delhi durante todo el fin de semana y que estuvieron noches sin dormir para poder ayudarnos. A Cristobal, que fué el primer representante de una Embajada que se trasladó a Leh para tranquilizarnos e intentar ayudarnos a gestionar los billetes de vuelta, ademas de haber estado (y ahí sigue todavía) colaborando con las autoridades indias para la búsqueda de los españoles no localizados.


Cada día son mas los que estamos de vuelta y menor el listado de desaparecidos, lo cual es una gran alegría. Para los que faltan espero que aparezcan muy pronto, y desde Delhi envio muchos ánimos para sus familias y amigos.


Finalmente me atrevo a decir que todos los españoles que queríamos abandonar Leh ya estamos bien en Delhi o bien en España. Muchos otros (aunque una minoría), han decidio quedarse en Leh bien porque tenían billetes comprados para más adelante y han decidido tomarselo con calma y esperar, o bien para ayudar en las tareas de desescombro y reconstrucción. Por mi parte creo que cualquier decisión es respetable.


Yo también quiero volver a Ladakh... algún día.