Aunque en Delhi lo más fácil de encontrar cada día es ruido, contaminación, olores, mucha gente y un tráfico terrible, de vez en cuando este país me deja descubrir rincones maravillosos que me hacen recordar la suerte que tengo de estar aquí. Esto me pasó con los viajes a Rishikesh y a Srinagar, y de nuevo se ha repetido con el último viaje que hemos hecho este fin de semana a Goa.

Goa es el estado más pequeño de la India y está a 400 km al sur de Mumbai. Los portugueses llegaron a Kerala en 1498 y subieron hasta Goa con la intención de establecer una colonia y tomar el control total del comercio de especias. Además, cuando llegó la Inquisición en 1560 muchos residentes se vieron convertidos de forma forzada al cristianismo, y aún hoy en día es la religión mayoritaria en el estado. Goa volvió a pertenecer a India en 1961. Después en los años setenta llegaron muchos hippies a las playas de Goa con su visión de “sexo, drogas y rock and roll”, aunque hoy en día ya queda muy poco por no decir casi nada de este movimiento.
Volviendo a nuestro viaje, llegamos a Goa el viernes por la noche, y ahora que ha llegado el invierno a Delhi (aunque nada comparado con el invierno que conocemos en España, al menos por el momento), volví a sentir la misma sensación de calor y humedad agobiante que sentí el día que llegué a India. Cogimos un taxi hacia Palolem, en el sur de Goa, que dicen que tiene las playas más bonitas. Después de una hora y media de viaje por carretera, llegamos a nuestras cabañitas en frente de la playita en Palolem.
Ya veníamos soñando con el pescadito que ibamos a comer en Goa desde que subimos en el avión, dada la escasa oferta que hay en Delhi, asi que esa misma noche pedimos "baby shark", "king fish" y no se cuantos tipos de pescado más, y que buenooo!! Tengo que decir que a Rafa le encantó el pescado para mi sorpresa, bien!!
El sábado nos levantamos prontito y salimos a conocer la playa, así que caminamos de una punta a otra y nos hicimos unas cuantas fotillos:


Es un gustazo no ver ni un sólo edificio en toda la costa, sólo habia cabañas de madera y chiringuitos, y toda la playa rodeada de palmeras, todo muy virgen.... viva la ley de costas!!
Para no sentirnos desubicados por supuesto no nos faltó la compañía de nuestras vecinas de cabaña que no hacían otra cosa mas que tomar el sol placidamente:

También en Goa hay angelitos...
Niña funambulista de no mas de tres añitos...
Unas niñas juegan a la sombra en Palolem
El sábado por la noche fuimos a una discoteca que se llama la "Silent House", donde te dan unos cascos y hay tres DJ´s pinchando música en directo, y tu puedes elegir escuchar a uno u a otro e ir cambiando de "canal". Los cascos tienen tres colores según al DJ que estés escuchando, y la verdad es que estuvo super divertido. El caso es que si apagas los cascos ves a toda la gente bailando como loca pero no hay nada de música y es muy, pero muy gracioso :D
Tras una larga noche, nos despertamos super pronto (dormimos 4 horitas), y nos fuimos a visitar Old Goa (o la Vieja Goa). Bueno, básicamente visitamos la basílica del Buen Jesús y la catedral de Goa, porque no había nada más que ver. Estos edificios logicamente siguen una arquitectura portuguesa, tanto que casi daba la sensación de estar en algún rincon cerca de casa...

La basílica del Buen Jesús se ha convertido hoy en día en un centro de peregrinación para los fieles indios por albergar los restos de san Francisco Javier, el misionero navarro discípulo de san Ignacio de Loyola, el fundador de los jesuitas. Aunque san Francisco Javier murió en China en 1552, sus reliquias permanecen en esta basílica, situada junto a la catedral y a la iglesia de san Francisco de Asís.

Bueno, pues este post no da para más, porque la verdad es que ha sido un fin de semana bastante relajadito, pero el viernes nos vamos a Jaipur en el estado de Rajasthan, asi que seguro que vuelvo con muchas cosas para contaros!!

Besos a todos! :)